Disclaimer: Slayers no me pertenece, sus creadores son Hajime Kanzaka y Rui Araizumi, solo estoy pidiendo prestados a sus personajes para crear este fan ficción.
advierto que este fanfic está basado en un universo alterno así que las cosas podrían no ser exactamente como en la serie o el manga, también podrían haber algunas palabras obsenas y lemon.
Capítulo 3: “La propuesta del mazoku”
Era un día nublado de cielo oscuro, parecía que la tormenta se desataría en cualquier momento, Rina y sus amigos estaban a punto de llegar a sailoon, después de días de viajar y acampar en los bosques.
-haa… me muero de hambre, realmente me siento exhausta-dijo la hechicera casi arrastrando los pies, entre lo ocurrido con xellos y la batalla contra Pharos lo único que deseaba era olvidarse de todos sus problemas y dormir por horas, últimamente su cuerpo se sentía más cansado de lo normal, se preguntaba si todo eso se debía a la energía demoníaca, cuando de pronto todo se apagó en su mente y alcanzó a ser sostenida por sus amigos antes de desmayarse.
-¡Lina!-exclamó Gourry.
-¡Lina-san!-la princesa se acercó a su amiga para ver lo que había ocurrido.
-supongo que tendremos que parar aquí a esperar que recobre la conciencia-dijo Zelgadis examinándola, en eso la lluvia cayó sobre ellos como si la estuvieran arrojando en baldes, empapándolos por completo.
-buen momento para ponerse a llover-ironizó el espadachín con rostro de piedra.
-¿qué le ha ocurrido a Lina-san?-preguntó una voz muy conocida por ellos a sus espaldas, todos se voltearon a ver a un sonriente Xellos.
-Ho… Xellos-san, hace tiempo que no le veíamos-dijo Ameria sorprendida.
-sí, desde la batalla pasada-acotó Gourry.
-¿qué haces aquí?-preguntó el chico de piedra sin ocultar su desconfianza, desde que habían salido de la guarida de Pharos sentía que algo no estaba marchando bien del todo.
-solo vine a visitar a mi amiga ¿qué hay de malo con eso?-dijo el demonio haciendo un gesto como si estuviera ofendido, miró a la empapada hechicera siendo cargada en la espada del joven rubio, suspiró disimuladamente y se ofreció a llevarla.
-permíteme, deja que yo la lleve…-Gourry atónito sintió como el sacerdote la quitaba sin esfuerzo alguno de su espalda para llevarla en sus brazos.
-oye xellos, no hace falta, yo puedo cargarla-dijo frunciendo levemente el ceño.
-créeme, sé que tienes buenas intenciones, pero no puedes ayudarla, al menos no por ahora.
-¿de qué estas hablando?-cuestionó zelgadis con preocupación.
-… es un secreto-dijo sonriente xellos tapando a la joven pelirroja con su capa para que la lluvia no siguiera mojándola mientras la cargaba en sus brazos.
Al rato llegaron a una posada, una joven los invitó a sentarse para que pidieran su orden de comida, mientras el demonio y otra doncella llevaban a Lina a uno de los cuartos.
-¿qué le ha ocurrido a la muchacha señor sacerdote?
-se ha desmayado, pero se pondrá bien, ¿puedo pedirle un favor? Si lo hace le pagará extra.
-oh, no se preocupe ¿en qué puedo servirle?-dijo la mujer mayor con esmero.
-¿puede conseguir ropa limpia para ella y vestirla? si es posible también traiga la comida a su cuarto, por favor.
-por supuesto ¿algo más?
-no, eso es todo.
-entonces con su permiso, iré a buscar las ropas-dijo la mujer retirándose de la habitación.
Xellos se quedó mirando unos instantes a la joven dormida, esos cabellos de fuego enmarcando su rostro apacible la hacían ver como una niña pequeña, luchó contra el deseo de apartar un mechón mojado de su cara, pero no pudo resistirse y terminó deslizando sutilmente su dedo por esa pálida mejilla que aún tenía la cicatriz de su espada.
-solo será un revolcón… nada más-se repetía mentalmente por enésima vez en el día, nunca se imaginó que esa misión iba a ser tan difícil, ya que prácticamente debía convencerla de hacer algo de lo que seguro se negaría rotundamente, no es que le gustase mucho la idea tampoco, pero estaba dispuesto a esa locura y a mucho más con tal de conseguir que le devolviera su energía.
Tras bajar la escalera de la posada los ojos del grupo de justicieros casi lo perforó con la mirada.
-¿Cómo se encuentra Lina?-preguntaron al unísono.
-ella está bien, aunque muy agotada-respondió sonriente.
-tienes algo que ver con lo que le está pasando ¿no?-otra vez el espadachín de rostro azulado lo encajonó con sus agudas preguntas.
-lo siento quimera, no puedo decir nada al respecto-habló con voz traviesa.
-si le pasa algo malo a Lina, te vas a arrepentir maldito mazoku-contraatacó Zelgadis mirándole con odio, el sacerdote al escucharlo se echó a reír, tomó su copa de helado extra gigante y comenzó a degustarlo con placer, mientras los demás se miraban los unos a los otros sin saber qué más decir, todo se les hacía muy sospechoso.
En la habitación, la doncella con mucho cuidado quitaba las ropas de la hechicera como si se tratara de una muñeca de porcelana y la vistió con cómodas ropas para después arroparla bajo las tibias sábanas, cuando la veía no podía evitar pensar en su hija que había muerto a manos de las bestias malditas que atacaron los poblados vecinos, aún su alma maternal le permitía cuidar de una completa extraña.
Cuando Lina despertó, el primero de sus sentidos en recobrar la conciencia fue su olfato, olía a carne asada y verduras sazonadas con especias, a galletas recién horneadas y a frutas dulces caramelizadas, se le hizo agua la boca al percibir esos aromas, sus ojos se abrieron poco a poco, descubriendo que estaba sobre una cómoda, tibia y suave cama, en una acogedora habitación iluminada con la tenue luz de unos cuantos candelabros, suponía que debía estar en una posada por el sonido de la música lejana que interpretaban los trovadores con sus guitarras y flautas, pero lo que más le llamó la atención después de ver la enorme cantidad de exquisita comida sobre la mesita de noche, fue ver la pijama de algodón con la que estaba vestida, metros más allá de la cama había una pequeña chimenea donde se secaban sus ropas ¿quién las habría puesto allí? O mejor dicho ¿quién se había atrevido a desnudarla? Pensaba confundida, sin embargo, a pesar del desasosiego que sentía, no podía dejar de pensar en el hambre voraz apoderándose de su estómago que protestó al mismo tiempo que los truenos más allá de la morada... necesitaba comer, tomó la bandeja y se llevó a la boca prácticamente todo lo comestible que allí había, olvidándose por completo de usar lo utensilios, ya casi se terminaba la última porción de tarta cuando una voz la paralizó.
-oh, ya ha despertado ¿Cómo se encuentra usted? ¿Le ha gustado la comida?-preguntó la doncella apareciendo por la puerta.
-¿donde estoy?
-en la posada del oso gris, soy una doncella de este lugar.
-¿Cómo he llegado aquí?
-sus amigos le han traído y el señor sacerdote es tan encantado, me ha pedido que cambie sus ropas mojadas, suba su comida y cuide de usted hasta que despierte.
-¿Cuál señor sacerdote?-los ojos de la pelirroja se abrieron con perplejidad, Xellos estaba allí, en esa posada, cerca de sus amigos, eso no le auguraba nada bueno, incluso pensaba que su comida podía haber estado envenenada.
-¿sucede algo malo? ¿No le gustó la comida?
-si, estuvo deliciosa… mmm… ¿Dónde está ahora el señor sacerdote?-preguntó con aire jovial.
-en la planta baja con sus amigos, esperando a que usted despierte ¿quiere que lo llame?
-¡No!... digo… no se moleste.
-pierda cuidado, le llamaré-insistió la doncella.
-eso no hará falta-dijo el mazoku entrando en el cuarto, provocando que Lina saltara de su cama botando la bandeja llena de trastos que se quebraron al tocar el suelo.
-¡NO TE ME ACERQUES!-gritó la joven acercándose a la ventana, preparándose para escapar por ella en cualquier momento, Xellos sonrió divirtiéndose a costa de su actitud defensiva.
-vamos Lina-san, no seas infantil y resolvamos nuestros asuntos con el dialogo.
-no, gracias, no se sabe cuando me enterrarás de nuevo tu puñal por la espalda-dijo ella haciéndose la graciosa, aunque en el fondo se moría por desatar todo su caos en él.
-disculpe, pero me gustaría que nos dejara a solas, hay ciertos asuntos que debemos tratar.
-¡no tenemos nada que charlar, TRAIDOR!-lanzó la muchacha con la voz cargada de furia, la doncella los miró a ambos y salió de la habitación haciendo una reverencia, pero no podía dejar de preguntarse por qué habría tanto odio en esa jovencita para con ese sacerdote tan amable, dio un suspiro y bajó las escaleras con preocupación.
En la habitación había un silencio sepulcral, lo único que emitía sonido era la leña consumiéndose en la chimenea y la tormenta en las afueras.
-bueno ¿vas a hablar?... si no tienes nada que decir esfúmate y deja en paz a mis amigos, basura-articuló por fin la adolescente con desprecio, provocando que a xellos se le borrara la sonrisa de la cara, había olvidado que esa niñata tenía una lengua muy afilada.
-lo siento… ¿me perdonas?-dijo inocentemente el monje.
-no puedes estar hablando en serio ¡¿no tienes ni una pizca de vergüenza?! ¡Te recuerdo que intentaste asesinarme maldito hijo de puta!-se exasperó Lina reuniendo una gran cantidad de energía en su mano.
-hemm… Lina-san, deberías mantener la calma, no querrás encontrar los cadáveres de tus amigos allí abajo… no estoy jugando Lina-su expresión se volvió dura y perversa, logrando que la muchacha reconsiderara el hecho de volver a la cama.
-buena chica-dijo el mazoku complacido, acercándose la enfurecida chica de cabellos rojos, se sentó junto a ella sintiendo como temblaba de ira, que maravillosas emociones estaba percibiendo, todo ese odio brotando, ese miedo en su interior luchando agolpadamente por salir a flote, que atrayente le parecía de pronto esa humana… suspiró y comenzó su actuación…
-sí, intenté asesinarte, pero era una orden que debía cumplir, mi ama zelas me lo había ordenado y yo no puedo desobedecerla ¿entiendes?
-¿también te ordenó pedir disculpas?-preguntó cabreada.
-no, esto corre por mi cuenta, no me conviene tenerte de enemiga y menos si mi energía está dentro de ti pidiendo a gritos ser liberada ¿la has sentido no es cierto?
-¡q… qué diablos te importa!
-pues claro que me importa, es mi esencia después de todo-dijo sonriente.
-y no sabes cuanto la aborrezco-gruñó perdiendo la paciencia.
-calma, por eso estoy aquí, para que esa energía que tanto asco te da vuelva a mi-le dijo el clérigo tomándole suavemente de los hombros, hecho que casi hizo saltar a Lina hasta el techo de la impresión.
-¿qué… qué tengo que hacer para devolvértela?-preguntó casi arrepentida de haberlo hecho.
-hmm… bueno, no mucho…-musitó en su oído con voz sexy, mirándola con sus ojos violeta llenos de lujuria, la hechicera no podía reaccionar, esa mirada la había paralizado de pies a cabeza.
-ex… explícate-susurró Lina apenas, sintiendo la boca de xellos cada vez más cerca de la suya, mientras su espacio personal se reducía casi a la nada.
Una extraña idea acerca de lo que quería xellos, comenzó a tomar forma en su mente y lo comprobó con horror al escuchar de nuevo su voz.
-verás Lina-san… para devolverme mi energía demoníaca… tú y yo… tenemos que… tener… sexo-se lo dijo con una voz tan exquisita que no parecía que fuera el mismo demonio que intentó acabar con su vida, sin embargo, la sola mención del asunto bastó para hacerla reaccionar como ella muy bien sabía, de manera exagerada y violenta.
-¡ANTES MUERTA! ¡Puedes irte olvidando de tus poderes degenerado!-le gritó horrorizada y a continuación lo alejó de un solo puñetazo, enviándolo a volar contra una pared.
Lina Inverse rápidamente tomó sus ropas mojadas y se aproximó a la puerta de la habitación, pero el demonio se había teletransportado cerrándole el paso.
-no creo que sea una buena idea señorita, deberías aprender a comportarte frente a un demonio como yo-dijo él con su gran sonrisa, lamiéndose la sangre del labio herido, de pronto con violencia tomó el brazo de la muchacha y la arrinconó contra la puerta.
-¡¡suéltame!!-gritó casi con una taquicardia, demasiado sorprendida.
-lo siento, pero es la única manera, no nos queda de otra.
-con todo el asco que siento por ti eso va a ser imposible ¿sabes?-contraatacó la pelirroja mofándose de él, aunque muy en el fondo estaba asustada, no iba a regalarle su primera vez a cualquiera y menos a ese mazoku, su virginidad era una de las cosas más preciadas que debía proteger, no obstante ¿valía la pena sacrificarla por sus amigos?
-ya verás que muy pronto cambiarás de opinión Lina-san-dijo el demonio casi rozando sus labios con los suyos, observando como la joven abría sus ojos como platos y el rubor le teñía toda la cara, que divertido era ver a la gran Lina Inverse en esa incómoda situación, sí señores, Xellos estaba disfrutando del show como un crío.
-n… no te atrevas… ¡¡quítame las manos de encima!!-chilló cerrando los ojos y apartando la cara para no recibir el roce de sus labios.
-como te gusta complicar las cosas, cuando la solución es tan fácil.
-claro, es fácil para…….. Para ti……-Lina se quedó en silencio de pronto, como si estuviera pensando en algo importante, Xellos se extrañó de su repentino comportamiento…. Tal vez tramaba algo, pensó.
-Xellos, apártate antes de que mande todo este lugar al infierno y a ti con él, seguro que allá serás bienvenido-le dijo ella de forma demencial y a continuación se echó a reír como una loca desconcertando al mazoku.
-¿y como vas a hacer eso con tus amigos estando aquí?
-jejejejeje… ellos saben cuidar de si mismos.
-pero aunque logren escapar no podrán salvarse de mis sellos demoníacos-en cuando Xellos dijo esto, la hechicera estalló en carcajadas.
-¡¡jajajajajajajaja!! ¿De qué sellos me hablas? ¿De los que tenías en el cuerpo de mis amigos y que ni siquiera yo con mis hechizos pude deshacer?-la cara del demonio se puso blanca como papel, se llevó una mano al pecho temiendo lo que esperaba.
-¿Cómo puede ser? ¿No noté cuando desaparecieron?-susurró para si e intentó concentrarse, para volver a crear los sellos que había implantado en el grupo de aventureros, pero ya no le quedaba energía para generarlos, incluso para su mala suerte había una nueva barrera de magia protegiéndoles.
-se acabó Xellos, asume que esta energía ya no te pertenece-dijo ella detectando la débil aura del monje.
-no lo entiendes…
-ni me interesa saberlo, así que esfúmate de una vez por todas si no quieres que te elimine ahora mismo por todas las burradas que has hecho ¡idiota!-dijo, luego pronunció un hechizo para vestirse con ropas limpias y salió de la habitación, pero parecía que el demonio todavía no quería darse por vencido.
-¡alto ahí! Devuélveme mis energías por las buenas si no quieres tener futuros problemas y no pienso rogar para que te den misericordia.
-¡déjame en paz maldita sea!
-lo haré si accedes.
-¡nunca! ¡Ni en un millón de años!-gritó con enfado haciendo que todos los presentes, incluyendo sus amigos y los músicos se voltearan a verles.
-¡estás colmando mi paciencia Lina Inverse!-bramó fuera de si.
-¡pues ahora sabes lo que se siente que hagas lo mismo con la mía!-le contestó a viva voz, con los brazos en jarra y los ojos chispeantes de furia.
-¿se puede saber qué está pasando con ustedes dos?-preguntó Ameria incrédula de lo que estaba viendo.
-sí, dinos qué está pasando Lina-quiso saber el chico quimera, mirando al demonio con desconfianza, hace rato que había escuchado discusiones en el segundo piso.
-¡ustedes no se metan en esto, es un asunto entre él y yo!-lanzó totalmente cansada de la molesta situación.
-¿realmente quieres guerra? Esta bien…. Tendrás guerra.
-¡y qué! ¡Nunca voy a devolvértela aunque me muera!-volvió a exclamar, haciendo lo posible por controlar su ira y no volar el lugar entero con un dragón Slave.
Xellos sonrió de una forma siniestra, prácticamente taladrando a la hechicera con sus ojos amatistas, dio un chasquido con sus dedos y desapareció ante la mirada aterrada de los clientes de la posada.
-Linita…
-Gourry… no preguntes, estoy demasiado agotada para dar explicaciones ahora.
-de acuerdo, pero nos lo dirás ¿verdad?-preguntó el rubio espadachín muy preocupada por su amiga, al igual que sus demás compañeros de aventuras.
-sí, se los diré-dijo sonriendo a duras penas.
Estaba de vuelta otra vez en la habitación, echada sobre la cama, sin poder olvidar el lío en que se había metido por derrotar a Pharos, ni la cercanía del cuerpo del mazoku acorralando al suyo contra la puerta, ni esos labios suaves labios que se habían rozado contra los suyos en un intento de beso… ante la escena que se dibujó en su mente agitó su cabeza tratando de alejar esos malsanos pensamientos, pero inevitablemente se colaban provocando que su cara volviera a arderle de nuevo, especialmente al recordar esa palabra que le ponía los pelos de punta… sexo….
Al día siguiente todos se encaminaron hacia sailoon, la lluvia había cesado, pero al interior del grupo aún había una tormenta, Lina se había despertado de muy mal humor.
-¡esto no se va a quedar así! ¡Lo voy a matar! ¡¡TE ODIO XELLOS!!-el grito de la chica se escuchó por todo el valle.
-Ya cálmate Lina-le decía la princesa harta de escuchar el berreo de su amiga.
-haaa…-suspiró- ya me siento mejor.
-bueno, si al menos nos dijeras de qué va el asunto, también nosotros estaríamos muy felices-dijo Zelgadis inquisitivo.
-… es que…-titubeó Lina a punto de entrar en un ataque de pánico.
-¿no confías en nosotros?-preguntó Gourry.
-sí confío, pero es que… es un tema delicado.
-¿delicado?-esta vez fue ameria la que alzó una ceja expectante.
-bueno… es que… tengo que devolverle algo-confesó.
-¡No me digas que!-Zelgadis la apuntó con el dedo atando cabos sueltos, con lo ojos abiertos de estupefacción.
-yo tengo su energía, seguramente Pharos le jugó una trampa para que no pudiera recuperarla si le llegaba a eliminar, modificando el hechizo de transferencia a última hora.
-ya veo-dijeron Zel y Ameria, menos Gourry que se había enredado a mitad de la explicación.
-¿y te pidió que se la devolvieras?-pregunto el chico de piedra como quien no quiere la cosa.
-A… ha-afirmó la pelirroja poniéndose nerviosa en el acto, no tenía ganas de hablar del tema.
-y… ¿qué debes hacer para devolvérselos?-continuó preguntando tratando de llegar al fondo del asunto.
-¡Ha! Jajajajajaja… ya casi llegamos, el último que llegue deberá pagar mi montaña de comida.
-¡espera Lina! ¡Si en la mañana dijiste que no te apetecía comer nada!-protestó Gourry corriendo tras ella.
-¡cambié de opinión!-dijo sacándole la lengua de forma traviesa, mientras tanto Zelgadis y ameria se miraban con preocupación.
-por ahora no debemos atestarla con preguntas Zelgadis-san.
-tienes razón, ya nos lo contará a su debido tiempo-le dijo sonriendo, ante esa expresión la princesa se quedó maravillada y el espadachín de roca tuvo que darle una palmadita en el hombro para sacarla de su ensoñación.
En tanto en otro lugar, en las tinieblas…
-¿ya ha comenzado?
-sí, cada vez se está haciendo peor-dijo el mazoku visiblemente débil.
-no te alarmes, llamaré a los demonios de las profundidades de la tierra para que te ayuden a retener a sus amigos mientras tú la capturas, en vista de que ya no puedes ni siquiera invocarlos-dijo Zelas acariciando el cabello de su siervo que estaba descansando en su regazo.
-muchas gracias, qué haría sin usted-le contestó de forma bastante irónica.
-esta vez puede que sea tu última oportunidad, no la desaproveches.
-no señora… esta vez no podrá escapar de mis manos.
Continuará.
Bueno, super bueno... soy amante de la literatura y también fanático de los justicieros, nunka creí q podría leer los capítulos, es sencillamente excelente, felicidades, me ha gustado muchísimo la forma en como narraste el capítulo
ResponderEliminar