Disclaimer: Slayers no me pertenece, sus creadores son Hajime Kanzaka y Rui Araizumi, solo estoy pidiendo prestados a sus personajes para crear este fan ficción.
Capítulo 2: “Traición”
Después de la dura batalla contra Pharos, todos los ejércitos y guerreros se dispersaron hacia sus propias tierras, incluyendo al grupo de justicieros, que se esmeraba en llegar cuanto antes a sailoon para apoyar a la Princesa Ameria en su nuevo reinado, tras la muerte del Rey Philionel.
Nada más salir de esa guarida en ruinas, Filia comenzó a notar la ausencia del mazoku y decidió volver a su tienda para ver como se encontraba el pequeño Valgrav, aún no podía confiarse de ese demonio, ni siquiera porque durante la batalla de Pharos hubieran tenido una tregua, por otra parte, Lina inverse también sentía una inquietud extraña de que algo estaba a punto de suceder, aunque no sabía si era algo malo o bueno, pero esa sensación se extendió por días haciéndose más fuerte y molesta, especialmente cuando comenzó a sentir grandes ráfagas de energía oscura vagando en su esencia, la misma que usaba a menor escala en el Ragna Blade, pero mucho más amplificada, la hechicera estaba tan absorta en sus cavilaciones que sus amigos comenzaron a preocuparse.
En una posada…
-Lina ¿quieres que me termine tu cena? hace rato que llevas sin probar bocado- ofreció Gourry.
-en tus sueños- contestó la pelirroja llevándose una pierna de pavo a la boca.
-¿hay algo que te esté preocupando Lina?-preguntó Ameria.
-no, todo está bien-contestó con una sonrisa y volvió a fijar su atención en la comida, mientras Zelgadis la observaba inquisitivamente, sabía muy bien que algo le pasaba a su amiga, pero no le obligaría a revelarlo.
Pasaron los días y los cuatro justicieros decidieron tomar un atajo por el bosque, a mitad de camino los encontró la noche y buscaron un claro para poder acampar, para ese entonces la mente de la joven pelirroja estaba llena de conjeturas y posibilidades varias sobre lo que le estaba ocurriendo, pero algo era seguro, no estaba nada lejos de la verdad.
Al derrotar a Pharos se había quedado con parte de la energía que le pertenecía a Xellos… esa era su hipótesis… de comienzo la idea era tentadora, podría viajar por el mundo astral o manejar poderes de magia oscura con facilidad, incluso crear nuevos y mejorados hechizos, no obstante, había algo que le perturbaba, si bien su cuerpo soportaba esa energía oscura con normalidad, sentía que había una parte dentro de si que la rechazaba, por lo tanto ante el conflicto su propia magia se veía confundida, impidiéndole funcionar con normalidad, sabía que existía una descompensación de fuerzas en su interior y eso para ella era el principios del caos, cabía la posibilidad de que esa energía demoníaca la consumiera transformándola en algo peligroso que pudiera atentar contra la vida de sus amigos… o del mundo.
Aquella noche, era una en la que no podía recitar sus hechizos, la maldición de los tres días… y a pesar de eso, seguía sintiendo ese conflicto desequilibrado dentro, realmente no estaba preparada para acostumbrarse a la energía de un demonio, pensaba mientras esperaba a que todos sus amigos se durmieran, solo entonces se alejó para meditar en la soledad de un arroyo cercano.
-Hola Lina-san- saludó de pronto Xellos con su gran sonrisa.
-Xell…-la voz de la chica se oyó taciturna, como si llevara esperando días para exigirle una explicación, pero con la certeza que aparecería en cualquier momento.
-lamento haberme despedido sin avisar, supongo que me estabas esperando de todas formas.
-has acertado querido amigo-lanzó la hechicera, dándole un golpecito suave en el hombro, estudiando cada reacción del mazoku, por su parte Xellos afiló su mirada amatista, observándola con gran interés, daba por hecho que la astuta Lina inverse había descubierto que parte de sí ahora moraba en ella, pero no era lo suficientemente lista para saber lo que le ocurriría en breve…
Xellos aún recordaba las palabras de su creadora zelas… “Si quieres recuperar tus poderes, tendrás que deshacerte de ella”, le había dicho con simpleza, él había permanecido con la boca cerrada sin mostrar emoción alguna ante esas palabras, si era la única salida para recuperar su fuerza vital, lo haría, aún si eso implicaba convertirse en enemigo declarado de todo el grupo de justicieros, aún si Filia le odiaba durante toda la eternidad, aún si debía borrar toda la admiración que sentía por la hechicera… sus problemas ahora eran más importantes, porque a medida que pasaban los días notaba como el poder demoníaco de ella aumentaba mientras que el de él disminuía, ya casi no le quedaba poder para mantener su forma humana y lo que era peor, por alguna extraña razón estaba comenzando a desaparecer de todos los planos existenciales que conocía, como si Pharos le hubiera puesto esa trampa para aniquilarlo completamente, ya no se trataba de un simple asunto sobre poderes, su existencia estaba en juego y él haría lo posible por sobrevivir, sin importar lo despiadado y perverso que pudiera llegar a ser, después de todo era su derecho como demonio.
-supongo que tienes muchas preguntas que hacerme Lina-san.
-no vale la pena preguntar, dirás que es un secreto…
-mmm… por hoy haremos una excepción.
-¿Cómo?-preguntó extrañada Lina, eso era inédito.
-vamos, esta vez quiero darte el lujo de responder, no desaproveches esta oportunidad-dijo sonriente.
-de acuerdo… entonces… aquí voy… desapareciste aquél día ¿porque fuiste a hablar con tus superiores?
-así es…
- y… te dijo que yo… he absorbido parte de tu energía ¿correcto?
-bingo.
-quieres recuperarlos y aún no sabes como ¿verdad?
-ha… eso es falso-ante esas palabras la pelirroja abrió los ojos de par en par.
-¿ya sabes como? ¿Cuál es la forma?-preguntó Lina sorprendida, mostrando un gesto de ingenuidad que hizo a Xellos sentir incomodidad.
-no hará falta que te lo diga, estas a punto de verlo-dijo el mazoku sacando una espada corta de sus ropas, mostrando el aura más intimidante que le quedaba, Lina lo miró atónita y desencajada, pero luego esbozó una sonrisa resignada.
-¿por qué no me sorprende? No esperaba menos de ti, Xellos.
-sí, señorita, es hora de que esta actuación de amistad llegue a su fin-dijo él acercándose cada vez más con una mirada profunda, llena de una oscuridad abismal que solo podía compararse con las tinieblas.
De pronto Lina se encontró retrocediendo en sus pasos con cautela, Xellos iba en serio esta vez y no se iría con las manos vacías, pero ¿qué podía ella hacer? Sin sus poderes, sin un arma, sin sus amigos, estaba literalmente indefensa ante ese demonio que casi había considerado amigo, y a pesar de todo sentía que era injusto perder la vida de una forma tan ridícula y miserable, la frustración le llenó las entrañas, así como también la rabia y la decepción, mientras que el mazoku parecía estar disfrutando de toda esa escena.
-sabes que… no puedes contra mis poderes, por eso has elegido aniquilarme durante mis días de recesión ¿verdad cobarde?-desafió Lina con los ojos inyectados en sangre y adrenalina.
-¿qué más podía hacer Lina-san? Lo bueno de hacerte amigo de alguien es saber que puedes usar sus debilidades y secretos a tu favor cuando te transformas en su enemigo-explicó con una sonrisa perversa, haciéndola chocar de espaldas contra un portal dimensional que había aparecido y del cual salían varios brazos de sombras que la capturaron para que no intentara escapar, la punta de la espada hizo un leve corte en su mejilla izquierda, haciéndola sangrar, luego la apuntó hacia el cuello, a la altura de la yugular…
-ha… Lina-san no sabes que lástima me da terminar con tu vida, no eres un ser humano común y corriente, aún cuando sabes que vas a morir, tus ojos siguen mirándome de esa forma tan altanera- pensaba el mazoku sosteniendo la empuñadura de su espada con fuerza, como si temiera poder arrepentirse en cualquier momento de lo que estaba a punto de hacer.
-Xellos ¿y si estás equivocado? ¿Cómo estás tan seguro… que tus poderes volverán cuando yo muera?-preguntó la joven haciendo que el demonio la mirara con recelo.
-correré el riesgo entonces-dijo muy cerca de su oído, preparándose para cortar la arteria de la muchacha de un solo limpio movimiento, ella cerró los ojos pensando en todos sus amigos a la vez…
Gourry, Zelgadis, ameria, Filia y muchos amigos más que había hecho en cada uno de sus viajes, no se había percatado de lo mucho que los quería hasta ese momento y deseó desde el fondo de su corazón que los dioses se compadecieran de su existencia y le protegieran, aunque sabía que había ocasionado muchos problemas tanto para los mortales como para aquellos que estaban más allá de la muerte, pero deseaba morir con honor y no de esa patética forma.
Estaba en ese segundo de súplica interna, cuando escuchó una voz que venía de algún lugar desconocido.
-¡no lo hagáis!-resonó con autoridad la voz, paralizando los músculos del demonio.
-¿quién eres?-preguntó Xellos confundido.
-Drid, un mensajero del señor de las pesadillas, bueno, como he visto que me tomaría tiempo informarle a vuestra superiora Zelas que abortéis la misión de matar a la hechicera, he venido yo mismo a impedirlo os.
-habla de una vez… ¿por qué no debería matarla? ¿Acaso nuestro señor tiene planes con ella?-preguntó Xellos haciendo que Lina se alarmara al escuchar la revelación.
-¿con ella? No, pero si la matáis, lo único que conseguiréis será empeorar la situación, venid conmigo soldado, hablaremos con vuestra ama los detalles de este asunto.
-¿soldado?-la cara de xellos no podía estar más perturbada.
-habéis perdido parte de vuestro poder… ya no sois tan fuerte y por ello habéis sido relevado-explicó el mensajero sin dejar el sonsonete burlón que estaba sacando a xellos de quicio.
-esta bien, pero antes voy a despedirme de ella-dijo el mazoku acercándose a la pelirroja que se había puesto a la defensiva.
-xellos, espero que recuerdes que… la próxima vez que nos veamos las caras sí tendré mis poderes… y entonces… te voy a hacer desaparecer-le dijo dejando entrever la ira y la decepción que sentía, ¿pero por qué se amargaba? Algo así ya había ocurrido antes, sabía que nunca debía fiarse de un demonio y aún así eligió depositar su amistad en él… ahora tenía que aceptar las consecuencias.
-¿les dirás a tus amigos que esta noche he intentado asesinarte?
-desde luego que sí, eres un traidor, no permitiré que ellos caigan como yo lo hice…
-callarás-le ordenó con una sonrisa el demonio de cabello oscuro.
-¡no lo haré!-protestó indignada.
-si mantienes tu boquita cerrada acerca de esto, los sellos que he puesto en ellos no se activarán, por favor Lina-san no quiero más problemas de los que ya tengo-dijo de forma melodramática.
-¡¿Cuáles sellos?!
-haa… eso es un secreto-dijo poniendo un dedo en sus labios y acto seguido se fue junto a aquél extraño mensajero.
Allí sola en la oscuridad de ese bosque, sentía como toda la entereza se le iba del cuerpo, empezando por sus rodillas que flaquearon levemente y aterrizaron en el suelo, se llevó una mano a la mejilla de la cual aún goteaba sangre y se la limpió con violencia, lo que hizo que la herida empeorara dejándole una sensación de ardor, finalmente dejó de luchar contra el dolor y dejó que la sangre continuara cayendo gota tras gota, igual que sus palabrotas malsanas, igual que su rabia.
-¡maldito bastardo! ¡No tenías por qué involucrar a mis amigos en esto!-gruñó esperando que el demonio la oyera en donde sea que estuviera-¡esto me ha pasado por ser tan estúpida! ¡Maldito Pharos! ¡Maldita maldición de los tres días!
-Lina ¿qué haces berreando aquí sola en el bosque?-preguntó Gourry tallándose los ojos y lanzando un bostezo.
-estoy… bien Gourry, solo estoy molesta por… jeje tú sabes… ya quiero mis poderes jejeje-rió con nerviosismo sonrojándose un poco y se levantó del suelo para volver al campamento.
-haaa… ¿oye Lina qué te ha ocurrido en la cara? Estás sangrando-la detuvo examinándole la mejilla, pero ella lo apartó de un manotazo.
-me rasmillé con unas ramas, nada grave, volvamos a dormir cabeza de medusa-dijo ella apresurándose y dejando a un anonadado espadachín.
Mientras tanto…
-¿qué has dicho? ¡No! ¡De ninguna manera!-exclamó el mazoku consternado.
-Xellos, sé que es abominable, pero es la única manera de que recuperes esa parte de ti tan indispensable que reside en esa hechicera, tienes que ver que con el tiempo ella podría encontrar el equilibrio para manejar la oscuridad de nuestra esencia y eso sería muy desventajoso para nosotros, sabes que existe alguien que estaría muy interesado en ella si eso llegase a suceder ¿verdad? Y sabes también que el tiempo corre para ti… no quiero verte desaparecer mi fiel sirviente.
-si Señora-respondió Xellos a regañadientes.
-he aquí la prueba de que el hechizo de restauración ha sido modificado por Pharos-dijo el mensajero entregándole un libro extraño, escrito en un dialecto milenario, a medida que Xellos leía, su rostro iba adquiriendo una expresión de desagrado que lo hacía ver bastante cómico, Drid no pudo evitar carcajearse un buen rato, Zelas solo se limitó a sonreír entre las sombras divertidamente.
-no es gracioso-advirtió el mazoku intentando calmarse.
-además debéis recordar que no es válido que se lo hagáis a la fuerza, debéis tener su completa voluntad para que funcione-dijo Drid con sorna, fomentando las ganas de asesinar del malhumorado demonio de ropas lila.
-eso ya lo sé y ahora harías el favor de cerrar la boca, nadie te pidió tu opinión-dijo con gesto sarcástico sonriendo a duras penas.
-¿pero por qué te preocupas tanto Xellos? Somos demonios, no nos preocupan esas tonterías mundanas de los humanos, solo debes usar el arte del engaño para que caiga en la trampa.
-por supuesto que eso no me preocupa ama, pero de solo pensar en lo que debo hacer para convencerla me dan… nauseas.
-y después vendrá su sufrimiento, seguro que será un buen platillo de emociones negativas para ti querido-le dijo la demonio haciendo que la cara del monje se iluminara de alegría repentina.
-Drid, ya que hemos atendido el mensaje que nos importaba ¿harías el favor de volver con nuestro señor y decirle que todo marchará de mil maravillas?-ofreció con voz agradable notando la incomodidad de su sirviente, que lo único que deseaba era que ese mensajero estuviera a miles de kilómetros de su presencia.
-Desde luego Señora-el demonio hizo una reverencia y usó un portal astral para marcharse.
Una vez que Ama y súbdito quedaron a solas, se miraron con seriedad.
-¿está todo bien Xellos?
-sí, no tengo que preocuparme por banalidades humanas, tiene usted razón.
-que extraño, porque noté una leve fluctuación dentro de ti, creo que tus emociones no están muy… estables-dijo estudiando a su siervo que tenía los ojos cerrados y sonreía a pesar de que en sus pensamientos se colaban imágenes de cierta dragón dorado y sus amigos.
-no sé de qué me habla ama-se hizo el desentendido.
-no importa, bueno ¿qué te parece si compartes una copa de vino conmigo? Para brindar por tu futura recuperación.
-me parece una muy buena idea-dijo cogiendo la copa de vino con incertidumbre, sintiendo un aroma muy familiar que no pudo descifrar en ese instante, Zelas lo miró con expectación disfrutando de su propia copa, el mazoku no quería que ella notara su desconfianza, así que tras una leve reverencia se llevó un sorbo a la boca, degustando el sabor del líquido rojizo, de pronto, dejó caer el cáliz de cristal al suelo provocando que se rompiera en pedazos e inmediatamente un severo dolor de cabeza lo azotó de manera despiadada.
-¿qu… que está pasando?-preguntó completamente desorientado mientras buscaba cualquier tipo de apoyo para sostenerse.
-¿estas bien Xellos?-le preguntó su creadora permitiendo que se sentara junto a ella.
-si, solo fue… ¿una jaqueca? Que curioso, pensé que este cuerpo no sufriría este tipo de dolencias cuando lo formé.
-eso te ha pasado por crear una apariencia humana-le regañó ella-bueno, no pierdas tiempo y prepárate a elaborar un plan para que la hechicera caiga en tus brazos, mientras más tiempo pase, más peligra tu vida, eres lo bastante valioso para mi como para que mueras por una estupidez.
-si ama, volveré a recuperar mi valuarte y con ello mi poder, no la defraudaré-dijo el mazoku arrodillado frente a ella en actitud de sumisión.
Continuará...
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