viernes, 7 de enero de 2011

Fanfic de slayers "El agua del olvido: capítulo 7: Rocas mágicas"



Este fanfiction es un AU (universo alterno) por lo que no necesariamente será exacto como el mundo de slayers, pueden haber otros personajes, enemigos y aliados que complementen la historia, además hago una advertencia, este fanfic aunque al principio solo tendrá escenas suaves de romance, con el paso de los capítulos se volverá muy lemonosa, así que si no eres mayor de edad o no te gusta el contenido erótico no leas, yo ya he cumplido con mi parte de informarte, ahora queda en tus manos si lees o no, pero si consideras seguir leyendo esta historia, permíteme decirte querido lector que no te arrepentirás ^^ trataré de hacer mi mejor esfuerzo para que sea de tu agrado.


Capitulo7: “Rocas mágicas”


El grupo de aventureros estaba sentado en la enorme mesa del salón comedor desayunando, el rubio espadachín y el chico quimera apresuraban el contenido de sus tazas de chocolate caliente mientras Ameria y Lina se miraban las caras con complicidad.


-si tienes que decirlo este es el momento-cuchicheó la princesa llena de incomodidad.


-no, no lo es.


-Lina.


-¡que no Ameria!-estalló la pelirroja lanzándole una mirada afilada, los demás saltaron en sus propios asientos derramando todo lo que se estaban tomando.


-¿hay algo que quieras compartir con nosotros Lina?-la voz del peligris se oyó tan seria que la hechicera no se atrevió a mirarlo.


-Lina ¿por qué no confías en nosotros?-le preguntó Gourry con tristeza.


-escuchen, yo…-empezó Lina tomando el valor necesario, a sabiendas de que lo que escucharían no sería agradable-no quiero que hagan tanto alboroto por mi situación con Xellos.


-¿y cuál es tu situación con ese demonio?-como siempre Zelgadis fue muy acertado en sus preguntas obligando a la chica a responder.


-por ahora soy un contenedor de su energía, él me pide que se la devuelva, pero… para eso hay una condición que Pharos estableció antes de ser eliminado-dijo cabizbaja.


-¿cuál es esa condición?-preguntaron ambos acercándose con notable interés mientras Ameria miraba hacia otro lado haciéndose la loca.


-tenemos que llevar a cabo un ritual canalizador-dijo en tono aburrido, ambos oyentes elevaron una ceja en el desconcierto.


-¿ritual canalizador?-Zelgadis parpadeó consternado.


-así como lo oyes… tenemos que hacer “eso”-confesó sonroja, haciendo un intento para continuar escondiéndose bajo la mesa mientras que el chico quimera abría los ojos como platos y la princesa hacía nudos con la servilleta, pero había alguien que era víctima de la ignorancia, ¿adivinaron quién?


-¿”eso”?... ¿”Cómo que eso”?-preguntó Gourry ladeando la cabeza con inocencia, lo que cual hizo que Lina rodara los ojos en la exasperación y se llevara una mano a la frente, por todos los cielos que ya no quería pronunciar esa maldita palabra.


-Gourry san ella se refiere a… sexo-le dijo Ameria al oído, en vista que todo el mundo parecía haberse quedado congelado en su sitio.


-aaa… ya entiendo jejeje… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!-exclamó enfadado el rubio después de cavilar en la lentitud de sus neuronas.


-¡oh! Lo que me faltaba-suspiró Lina derrotada, echándose de narices sobre la mesa.


-¿te ha obligado a algo?-reaccionó al fin Zelgadis.


-no exactamente, he de pensar que está intentando convencerme por las buenas porque tal vez debe contar con mi voluntad para que el hechizo de transferencia funcione.


-buen punto-contestó Zelgadis pensativo.


-¿por eso has estado tan distraída Lina?-la voz del rubio sonaba tan triste…


-supongo que es inevitable no estarlo… el problema es más grave de lo que imaginé.


-¡ese maldito monstruo de Pharos!-alegó Gourry golpeando la mesa con furia.


-¿qué harás al respecto?-quiso saber el chico azul, pero ella parecía no estar en condiciones de contestar y menos sintiendo la mirada confundida de su amigo Gourry muy fija en la suya.


-no lo sé-contestó luego de unos minutos.


-¿por qué dudas Lina? No le entregues su esencia y ya-opinó el rubio recibiendo un coscorrón a cambio.


-¡no es tan fácil como comer pastelillos cabeza hueca! Si tomo la decisión de quedarme con su energía tendré que olvidarme de usar mis hechizos-expresó con rabia mientras Zelgadis y Gourry la miraban turbados, ni modo, tendría que contarles todo desde el principio como lo hizo con Ameria que seguía retorciendo servilletas y suspirando resignada cada vez que escuchaba un ¡¿qué?! O un ¡se lo tiene merecido por imbécil!


Lina les había contado acerca del conflicto de energías y la imposibilidad de hacer hechizos complejos, también les había dicho, aunque a regañadientes sobre el hecho de que Xellos estaba muriendo, pero parecía que ellos lo estaban celebrando a sus anchas, sin embargo, dejó de ser divertido cuando les dijo que existía la posibilidad de que el señor de las pesadillas la eligiera como uno de sus súbditos si el poder de Xellos se despertaba y que tampoco sabía si una vez que el demonio muriera podría restaurar su magia a niveles normales, todas esas dudas sumieron al grupo en un silencio que se volvió insoportable.


-bueno, al menos entendemos por qué estás siempre tan de mal humor, eso sumado al hecho de que estás siendo utilizada como una fuente de energía andante ¿o me equivoco?-dijo Zelgadis sin saber cómo le dolía a Lina ese comentario ¿porqué siempre tenía que dar en el clavo?


-tienes razón maldita sea… al parecer puedo transmitirle algo de su energía cuando se establece una conexión sensorial-dijo en términos difíciles para que Gourry no pudiera entender nada, al escuchar esto el chico de piedra se levantó de la silla lanzando un suspiro de agobio, cerró los ojos en molestia contenida y comenzó a pasearse por la habitación con pasos de plomo, parecía un león enjaulado.


-no intestes explicarle zel…-pidió ella con la mirada temblorosa.


-descuida, no hará falta-decía Zelgadis con dura mirada, refiriéndose a que Gourry no era tan estúpido como parecía ser y que no soportaría la situación en la que se había metido su querida amiga.


-¿de qué hablan?


-nada importante… bueno, he estado pensando… en otras formas de devolverle su poder a Xellos, en los días que estudié en la academia de magia aprendí mucho sobre las rocas y joyas mágicas, uno de los tipos que existen son las canalizadoras, muchos las usan para incrementar su poder en base a otras energías o cargarlas para hacer transferencia cuando alguien agotado lo necesite.


-rocas mágicas, ¡eso podría funcionar!-dijo la princesa levantándose de golpe.


-¡sí, eso es Lina busquemos esas rocas!-añadió Gourry con entusiasmo, pero el rostro de Lina se veía de todo menos alentador y Zelgadis con lo culto que era, estaba al tanto del porqué.


-sí, podría resultar siempre y cuando encontráramos una con propiedades demoniacas, que sea compatible con las energías de ese idiota… las posibilidades son casi nulas, al menos yo nunca he oído hablar de que las hayan usado -dijo Zelgadis echando por tierra las esperanzas de los demás.


-¿y qué hay de las joyas amplificadoras de poder que Xellos san le vendió a Lina?-preguntó Ameria.


-son una excepción, definitivamente esas son compatibles con humanos y demonios-respondió.


-para ser realista, será como buscar una aguja en un pajar, es por eso que lo había descartado-habló la hechicera apoyando las manos en la mesa.


-no te des por vencida Lina-le dijo Ameria.


-claro que no, he derrotado monstruos, dragones, herejes y he pasado por peligros inimaginables, algo como esto no es la gran cosa.


-¡así se habla Lina!-por un momento la voz de su amigo rubio dándole ánimos, le devolvió la tranquilidad, pero su bien entrenada intuición le anunciaba que sus problemas no harían más que comenzar.


El grupo de amigos se encaminó por las calles de Sailoon, en busca de información sobre rocas canalizadoras que alguna vez haya sido usado por demonios de la antigua era.


Recorrieron ferias, tiendas de reliquias, bibliotecas mágicas e incluso charlaron con los antiguos sacerdotes de los templos cercanos, pero no tuvieron éxito.


-tal vez deberías consultarlo con Xellos san si es que sabe algo al respecto-ofreció Ameria sentándose en la orilla de una fuente para refrescarse. Zelgadis, oculto bajo su capucha blanca evadía muy bien a los rayos solares mientras que Gourry comía animadamente su helado de banana y Lina que había puesto muy mala cara al escuchar lo dicho por la morena solo se limitó a secarse el sudor que corría por su frente.


-Ameria, bien sabes que no estoy en condiciones de pedirle nada a ese demonio de cuarta-soltó mirando con desdén la bola de helado que el rubio se estaba comiendo.


-Lina ¿seguro que no querías uno?-preguntó el espadachín al ver que a ella se le iban los ojos por probar un bocado.


-¡segurísima!-afirmó vehementemente, desviando la mirada para distraerse, la verdad es que si bien se le antojaba, no podía evitar acordarse de todas las veces que había visto al mazoku comiendo helado y de solo tener esa visión aparecían otros recuerdos engorrosos en su mente, como sus intensos besos.


-entonces no mires mi helado de banana Lina-dijo el rubio.


-¡no estoy mirando tu estúpido helado de banana!-exclamó sonrojada.


-¡pero si yo te vi!-insistió Gourry.


-¡cierra la boca!


-entonces… ¿qué hacemos? ¿Seguimos buscando en Sailoon?-quiso saber el encapuchado chico azul, cansado de escuchar las tontas riñas de sus amigos.


-sí Zel, debemos peinar cada rincón de esta ciudad y sólo después de eso, continuaremos hacia el oeste… maldición, ni siquiera aparece algo sobre las joyas en la biblia de Claire-se quejó agotada la hechicera, en eso un viejecillo mercante que pasaba con su carro se detuvo junto a ellos.


-¿están buscando alguna joya en especial?-preguntó con amabilidad, los cuatro viajeros se voltearon a verlo curiosos.


-pues sí anciano ¿qué sabes de joyas canalizadoras usadas por demonios de la antigua era?-consultó la pelirroja en tono desvergonzado, como esas personas que son expertas en negociar y regatear.


-hm… ¿joyas canalizadoras usadas por demonios? Hmmm… sí, pero sólo es una leyenda.


-¡no importa!-dijeron con entusiasmo, sorprendiendo al hombre de edad que casi sufrió un ataque cardiaco.


-¡discúlpenos señor mercante! ¿Se encuentra bien?-Ameria se acercó ayudándole a recuperar el equilibrio.


-jejeje, por supuesto que estoy bien su alteza, este viejo todavía es un hueso duro de roer-rió mientras los demás arqueaban una ceja dudando.


-oye anciano, cuéntanos sobre esa leyenda-pidió Lina.


-está bien, pero antes tendrán que hacer algo por mi-contestó viendo la desilusionada expresión de la pelirroja.


-que típico-rezongó con impaciencia-está bien, dinos lo que tenemos que hacer.


-acompáñenme a mi hogar, allí les mostraré-todos se miraron entre si, desconfiando de la buena voluntad de aquél hombre.


-jovencita ¿quiere conocer la leyenda o no?


-sí.


-pues, acompáñenme.


Llegaron a una humilde casita situada en las afueras de Sailoon, era de madera y adobe, rodeada por áreas de césped y flores silvestres, en la entrada había un camino de rocas grises y un par de carros de madera para el transporte de sus mercancías.


Salió a recibirlos una viejecilla de aspecto enternecedor que llevaba un vestido estampado de cuadritos celestes bajo un delantal de cocina blanco.


-has regresado Ed, ¿trajiste ayudantes otra vez? No tienes remedio.


-son jóvenes Misa, tienen que aprovechar bien sus energías mientras todavía puedan hacerlo jojojo.


-buenas tardes Señora, hemos venido a ayudar a su esposo, Soy la princesa Ameria, futura reina de Sailoon y ellos son mis amigos Gourry, Zelgadis y Lina-presentó la morena educadamente.


-¡su alteza! Usted no debería estar aquí y menos ensuciarse las manos en el taller de mi marido-dijo alarmada haciendo una reverencia.


-no se preocupe, fue un acuerdo justo.


-¡oh! Al menos déjeme preparar galletas y refrescos para ustedes, no hay quien se salve de este calor.


-muchas gracias-contestaron los recién llegados.


-jóvenes síganme, no hay tiempo que perder-dijo el viejecillo con prisa.


-¿qué es lo que vamos a hacer precisamente?-preguntó Zelgadis que hasta entonces había permanecido en silencio.


-agruparán las rocas que hay en estas cajas según su propiedad, para ello deberán sacarse los guantes


-¡tantas cajas!-exclamaron viendo una enorme torre apilada contra una de las murallas.


-vamos a hacer esto rápido, es pan comido-dijo Lina sacándose los guantes, pero antes de que pudiera tocar algunas de las joyas ya veía como sus amigos le habían ganado terreno.


-esta es una joya amplificadora, siento más poder del usual-comentó Zelgadis tocando una esmeralda con sus manos desnudas.


-déjala en este barril que tiene la marca roja, las demás joyas purificadoras y canalizadoras irán en los barriles azul y verde respectivamente-ordenó el viejo.


-de acuerdo-contestaron todos, Lina estaba a punto de ponerse a trabajar en ello, cuando nuevamente fue interrumpida.


El rubio espadachín tomó una de las joyas y para sorpresa de todos salió volando por los aires como si fuera un balón con helio.


-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡haaaa ayúdenme muchachos!!!!!!!!!!-gritó alejándose cada vez más del suelo.


-¡¡¡Gourry suelta esa joya, está cargada con levitación y ni siquiera sabes controlar ese hechizo!!!


-¡¡¡pero si lo hago me voy a caer!!!-chilló elevándose más alto.


-¡¡Señor Gourry será mejor que haga lo que Lina le dice!!-le gritó Ameria.


-¡¡Linaaaaaaa ayudameeeeeee!!!


-¡¡que la sueltes cabeza hueca!!-contestó preocupada por su amigo que siempre se metía en líos.


-jovencita, parece que sabe mucho sobre estas rocas-le dijo el anciano a la pelirroja, que continuaba en su plan desvergonzado, esperando a que accediera a contarle la leyenda y así no tener que agrupar unas simples joyas de magia barata.


-anda anciano, cuéntame la leyenda mientras trabajamos-ofreció intentando convencerle.


-no, no lo haré sino hasta que la última esté agrupada correctamente, no crea que puede embaucar a un viejo como yo, mire que antes de que usted naciera ya había recorrido un muy buen trecho-dijo entregándole una gema de color cristalino muy parecido al cuarzo blanco, pero a penas Lina la tocó se hizo trizas estallando en mil pedazos, causando gran desconcierto entre los presentes y mucha preocupación en Gourry que acababa de caer ileso gracias a unos arbustos que lo amortiguaron.


-¿estás bien Lina?-preguntó observando como la mano de la hechicera sangraba.


-sí, es solo que se rompió.


-¿de casualidad no habrá sido una roca purificadora?-preguntó Zelgadis.


-sí, lo era-contestó Ed.


-eso significa que la energía de Xellos rechazó la de la joya y cortó su flujo destruyéndola-aclaró Lina tomando conciencia del enorme poder que yacía en su interior.


-muchacha quiero que pruebe estas joyas, no te preocupes del costo si las rompes-dijo el comerciante bastante intrigado.


-bien-contestó Lina tomando una de ellas, pero no hubo ninguna reacción, cuando tomó la siguiente tampoco la hubo.


-es extraño, no hay energía alguna-dijo ella entregándole las joyas al viejo, pero al hacerlo éste se horrorizó.


Zelgadis tomó las joyas al ver que el viejo no parecía reaccionar.


-las ha anulado, estas joyas ahora son inservibles-habló el chico de piedra con seriedad.


-¡¿quée?!-exclamaron el resto de sus compañeros.


Inesperadamente el Hombre mayor le tomó las manos a Lina, viendo con sus ojos cansados el interior de su alma, más allá de esa mirada marrón vio con pavor un nido de tinieblas.


-jovencita, acompáñame voy a curar tus heridas y te contaré la leyenda, pero tus amigos tendrán que terminar la tarea.


-pero yo podría usar mi poder para…-intentó decir Ameria, pero Zelgadis la detuvo.


-Lina no puede recibir ningún tipo de energía ajena, especialmente aquella relacionada con curación o magia santa, podría morir en el intento-aquellas palabras solo hicieron que la preocupación de los demás y que la ira que sentían por Xellos aumentara.






***


Lina y el mercante se sentaron en unas sillas que había junto a la mesa del comedor, él limpió la sangre de sus manos con agua tibia y luego les aplicó un bálsamo medicinal que hizo a la joven dar un respingo de dolor, el último paso fue vendarlas y cuando terminó se dispuso a contar la leyenda.


-cuéntame anciano.


-según antiguos relatos tallados en tablas por las primeras civilizaciones de este mundo, se narra que mucho antes de la batalla de la resurrección, existió un demonio el cual cegado por su gran ambición desarrolló la capacidad de robar las energías demoniacas de sus compañeros, las que usaba para su propio beneficio, cuando los demonios superiores en poder se enteraron de esta nueva habilidad confabularon en su contra, por poner en peligro sus existencias, así que le arrebataron su esencia y la transformaron en una joya, la cual fue codiciada por muchos, causando discordias y guerras internas por miles de generaciones.


-una joya que roba la energía de los demonios… ya veo ¡rayos! y ahora ¿Cómo sabré si eso realmente pasó? ¿Tú qué crees anciano?


-casi la mitad de mi vida me dediqué a investigar si la leyenda era cierta, pero al final solo se trataban de rumores, espero que usted si pueda descubrirlo.


-y más vale porque si la encontrara sería la solución a todos mis problemas-dijo Lina suspirando.


-hace un rato atrás, cuando tomé sus manos vi una oscuridad tan abismal que sentí terror, no necesita decirme cual es la razón por la que esa energía maligna está dentro de usted, pero le voy a dar un consejo, nunca olvide que usted es un ser humano, a veces la fragilidad vale mucho más y puede ayudarnos a divisar el camino cuando todo está oscuro-ante esas palabras llenas de sabiduría Lina se llevó una mano al pecho sintiendo como su corazón bombeaba tranquilo… cosas como el amor, la tristeza, la emoción y la compasión serían aquellas que jamás debería pasar por alto si no quería volverse demonio.


-gracias, lo tendré en cuenta-le sonrió y él hizo lo mismo, enseñando su dentadura desgastada por la vejez.


Hace rato que los demás habían terminado sus quehaceres con las rocas y ahora se encontraban en el interior de la casa disfrutando de galletas recién horneadas y refrescos, Lina les había comentado lo que había hablado con Ed y llegaron a la conclusión que continuarían con la búsqueda.


El sol se había escondido al fin dejando el tibio céfiro de la tarde, las estrellas habían comenzado a aparecer en ese mágico cielo añil, por lo que Zelgadis decidió salir a disfrutar de ellas y de la soledad de la noche, habían momentos en los que añoraba alejarse de esas bocas parlanchinas y escuchar la naturaleza nocturna interpretado por búhos y cigarras.


Ameria miró la puerta por la que su amigo había salido, con una sensación extraña en la panza, se debatía entre acompañarle o dejarle a solas, finalmente se levantó de la silla y se encaminó a la salida con la excusa de que hacía mucho calor dentro de la casa, pero Lina y Gourry sabían que no era esa la razón primordial.


La princesa salió al patio trasero de la humilde casa y avanzó caminando hasta uno de los enormes árboles en los que estaba apoyado el joven quimera, pero tuvo que detenerse al escuchar una voz desconocida que charlaba con él.


-¿realmente estáis preocupado por tu amiga, quimera?


-¿quién diablos eres y qué quieres?-preguntó Zelgadis a la defensiva desenvainando su espada.


-Mi nombre es Drid y soy un enviado del Señor de las pesadillas… digamos que… he venido aquí para dejaros un mensaje…


-¿un mensaje?


-decidle a la hechicera que si no apresura la deuda con Xellos, él será eliminado y a continuación tomará su lugar, el plazo vencerá en 3 meses-advirtió Drid con tono burlón.


-¡¿quéee?!-dijeron Zelgadis y Ameria horrorizados.


Continuará.


 

1 comentario:

  1. ¡¡Amiguita de mi alma, Karura San!! XD Cuanto te extraño bastante, visité este blog tuyo, la verdad me gusto bastante que el mio, pero quisiera ayudarme a cambiar una cabecera, lo que pasa es que quise cambiar una imagen pero sin querer lo quité la cabecera. Te mando unas varias imagenes por correo pero deben estar juntas como la tuya =) me puedes ayudar? gracias!! Te quiero mucho con todo mi corazón.

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