viernes, 17 de diciembre de 2010

Fanfic de slayers "El agua del olvido: capítulo 5"








Disclaimer: Slayers no me pertenece, sus creadores son Hajime Kanzaka y Rui Araizumi, solo estoy pidiendo prestados a sus personajes para crear esta historia. Este fanfiction es un AU (universo alterno) por lo que no necesariamente será exacto como el mundo de slayers, pueden haber otros personajes, enemigos y aliados que complementen la historia, además hago una advertencia, este fanfic aunque al principio solo tendrá escenas suaves de romance, con el paso de los capítulos se volverá muy lemonosa, así que si no eres mayor de edad o no te gusta el contenido erótico no leas, yo ya he cumplido con mi parte de informarte, ahora queda en tus manos si lees o no, pero si consideras seguir leyendo esta historia, permíteme decirte querido lector que no te arrepentirás ^^ trataré de hacer mi mejor esfuerzo para que sea de tu agrado.

Capítulo 5: “Acoso nocturno”

El eco de sus pasos le dio a entender a zelas que su siervo aún seguía con vida, pero que todavía no se recuperaba totalmente, lo supo al ver su rostro agobiado, y es que parecía que el humor de Xellos se volvía más ácido con el tiempo.

-¿por qué traes esa cara Xellos? ¿Acaso no estas contento de seguir con vida?-le preguntó su creadora.

-no sé si vivir a gotas, sea razón como para estar contento señora mía, le confieso que esta misión está comenzando a acabar con mi paciencia ¿hasta cuando tendré que seguir con esta farsa?-se quejó el mazoku indignado.

-hasta que logres que ella caiga rendida en una cama contigo y la poseas, por otra parte… es buena señal que esto te siga incomodando, quiere decir que todavía sigues siendo inmune a ciertos sentimientos humanos-dijo la demonio, mirando a  su súbdito con una ceja alzada.

-no se preocupe ama Zelas, seguiré siendo demonio con o sin la parte de mi esencia.

-Xellos, ten cuidado, no vayas a confundirte.

-eso no pasará ama, señora… tengo una pregunta para usted.

-habla Xellos.

-yo ¿conozco a alguien llamada Filia Up copt?

-te refieres a esta muchacha-dijo ella mostrando la visualización de una joven rubia.

-¿quién es ella?

-¿no la recuerdas Xellos? Ella es uno de los tantos amigos de la hechicera, una simple humana con habilidades de invocar magia santa-explicó Zelas basándose en las palabras que su súbdito y la muchacha habían hablado en aquella torre.

-oí a Lina Inverse decir que la conozco y que no congeniamos, también que lleva el apodo de dragón dorado de fuego ¿por qué no puedo recordarla?

-puede que al perder tu energía, hayas olvidados algunos recuerdos, de todas formas si vuelve a ocurrir haz de comunicármelo ¿de acuerdo?

-así lo haré, lo último que necesitaría sería sufrir de amnesia, bastante tengo ya con mendigar mi propia energía-bromeó.

-y tendrás que seguir haciéndolo antes de que vuelvas a tener otra recaída.

-si ama-dijo el mazoku y luego se marcho del lugar, dejando a Zelas en la soledad de su guarida.

Ella sacó una pequeña botella azul de entre sus ropas y la contempló a contra luz notando como su contenido brillaba con la luna llena, pensando en que borrar a la dragona de su memoria había sido la mejor opción para que olvidara ese inquietante deseo de vivir una vida pacífica a su lado, no podía permitir que su sirviente tuviera ese tipo de ideas, Xellos era suyo, era su creación y haría eternamente lo que le pidiese.

En tanto…

Lina y compañía habían llegado a la primera posada que divisaron a lo lejos e inmediatamente la mesa fue llenada de variados manjares, el ambiente era grato, cómodo, limpio, la atención era buena y eficiente, pero parecía que aún de eso, ni con todos esos jugosos platos de carne asada desfilando frente a sus narices, la hechicera podía animarse a tragar un bocado.

-Lina ¿vas a comer algo?-le preguntó Gourry con una pierna de cerdo a medio devorar.

-no, creo que no-dijo pensativa, observando como el resto de sus amigos peleaban por la comida mientras su estómago se cerraba de manera hermética, ellos detuvieron su frenética lucha para verla con asombro.

-no me miren con esas caras ¿acaso ahora no puedo cambiar de  opinión? Vamos, continúen comiendo, yo perdí el apetito-indicó enfadada y acto seguido, todos volvieron a lo suyo.

Caía la tarde en Sailoon y los cuatro aventureros ya estaban en el palacio relajándose en las aguas de las amplias tinajas termales que estaban decoradas de cerámicas y joyas incrustadas. Gourry y Zelgadis se encontraban en los baños del ala oeste, charlando sobre la extraña actitud de su compañera, mientras que Ameria en el ala este, intentaba sacarle cualquier información a la susodicha.

-haaaa, que bien que se siente el agua tibia ¿verdad Lina?-opinó la morena jugando con los pétalos de rosas blancas que flotaban sobre el agua.

-si…-suspiró la pelirroja, hundiéndose un poco más en la piscina.

-oye Lina… etjum… ¿qué pasó en ese lugar con Xellos san? Llegaste muy extraña, ni siquiera quisiste merendar-le dijo Ameria de manera casual, la hechicera la miró atónita y luego, para colmo le comenzó a arder la cara.

-estas toda roja amiga… no… no será que…

-¡No es eso!-exclamó Lina, enfadada, con los ojos inyectados en rabia, mientras su corazón bombeaba más rápido que nunca.

-iba a decir que tal vez el baño estaba muy caliente y si querías que le pusiera más agua fría.

-ha… no, así está bien jajaja-rió nerviosamente.

-oye, Lina ¿porqué no me cuentas? ¿No somos amigas? Prometo solemnemente con todo mi sentido de justicia que no se lo diré a los demás.

-ya te dije que no sucedió cosa alguna, solo charlamos.

-¿sobre que?

-¡ameria! ¿Estás buscando una golpiza?-advirtió la pelirroja haciendo tronar sus puños.

-no-contestó con temor.

-entonces deja de ser tan metiche y olvídate del tema.

-sólo intentaba ayudar-la chica de senos grandes puso cara de cachorro lastimado.

-lo siento ameria, pero no creo que puedas ayudarme en esto, es un asunto que Xellos y yo debemos solucionar-trató de convencerla, sonriéndole con los pocos ánimos que le quedaban.

-pero dijiste que nos contarías, lo prometiste.

-claro que se los diré, pero en su debido momento.

-Lina, los muchachos y yo estamos muy preocupados por ti.

-lo sé, y se los agradezco, pero no necesito de su ayuda.

-si tu lo dices-dijo con derrota para luego agregar-¿no crees que ya deberíamos salirnos de aquí?

-si, o vamos a arrugarnos como ancianas-dijo Lina.

-¡no, no quiero ser una anciana!-chilló la princesa saliendo de las aguas lo más rápido que pudo, sin percatarse que afuera de la piscina termal estaba lo suficientemente jabonoso como para resbalar y así fue como la princesa terminó patinando en el suelo, culminando con un triple salto que hizo reír a la pelirroja.

-¡jajajajaja!

-¡no te rías Lina! ¡Ya quiero ver cuando te caigas! ¡Me voy a reír más que tú!-alegó la adolorida.

-pues eso no va a pasar Ameria, ya que yo soy muy lista-se jactó la joven tapándose con una toalla y poniéndose unas sandalias para no esquiar como su compañera.

Después de aquél reparador baño, los aventureros se dirigieron a sus aposentos, en el camino Gourry hizo todo lo posible para poder hablar a solas con la hechicera, pero esta se negó con el pretexto de que estaba demasiado cansada  y que platicaría con él al día siguiente, así que el rubio tuvo que conformarse, llevándose toda la preocupación que sentía por ella.

Era más de media noche, las estrellas brillaban en el cielo oscuro, mientras el apacible cantar de los grillos invitaban al descanso, sin embargo, cierta hechicera no podía dejar de revolverse en aquél enorme lecho, su mente se negaba a sumergirse en el mundo de los sueños, porque de nada más cerrar los ojos el recuerdo de sus besos estaba allí torturándola, haciéndole sentir confusa respecto a sus sentimientos por el rubio espadachín, que parecían debilitarse con cada visita del mazoku, ante semejante pensamiento comenzó a asustarse, no de Xellos, sino de si misma.

No pudo más, se levantó y abrió la ventana que daba a un balcón, desde donde se observaba la vista de Sailoon, respiró profundamente el aire fresco de la noche para calmarse, pero esto en vez de devolverle la quietud, solo consiguió crisparle aún más los nervios, eso si ya no los tenía destrozados, porque de pronto una fuerza desconocida se había abalanzado sobre ella, botándola de espaldas al suelo.

-¡suéltame! ¡Quien eres!-demandó saber la hechicera forcejeando contra ese peso que intentaba inmovilizarla, no obtuvo ninguna respuesta y eso pareció enfurecerla a tal punto que logró liberarse a uso de puños y rodillazos.

Estaba a punto de invocar uno de sus hechizos, pero nuevamente fue jalada y esta vez,  el lugar donde fue a caer de espaldas fue sobre la cama.

-¡Quien quiera que seas, suéltame! ¡Qué es lo que quieres de mí! ¿Quieres asesinarme? Pues inténtalo, no te tengo miedo y no creas que te lo dejaré tan fácil- gruñó Lina, sintiendo como su corazón latía desenfrenado por el miedo, pero prefería lo peor antes que mostrar debilidad frente al enemigo.

-¡¡responde maldita sea!!-ordenó, pero nuevamente  no hubo respuesta, el silencio se hizo insoportable a medida que los segundos transcurrían, no obstante, esto le permitió darse cuenta de algunos detalles importantes, como la inestable respiración del agresor, su pecho húmedo y el característico aroma dulzón de la sangre invadiendo sus narices, deduciendo que podría estar herido.

-Lina…-dijo una voz masculina al fin, provocando que el corazón de la chica diera un vuelco.

-Xellos… ¿qué haces aquí?-preguntó casi en estado de shock.

-eso ya lo sabes.

-¿y era necesario tanto circo?-le recriminó con una vena hinchada en la sien.

-sabía que ibas a poner mil excusas para no acercarte a mi, así que me ahorré esa perdida de tiempo-le dijo en un tono burlón muy consciente de que eso la haría enojar como un toro salvaje.

-bastardo ¿te gusta divertirte a costa ajena? Bien, entonces por mi puedes morirte, te juro que me sentiré tan aliviada cuando desaparezcas-habló de forma macabra dejando salir toda la mala hiel que la había consumido por días, el demonio lanzó una carcajada de diversión a pesar del dolor espectral que estaba sintiendo, era mejor comportarse como un mazoku en esos momentos que dar lástima.

-¡no te rías! ¿Cómo puede divertirte el hecho de que vayas a morir? ¿Acaso eres masoquista o qué?

-¿quién dijo que moriré?-volvió a reír la voz de Xellos en tono siniestro, ella cerró los ojos notando como ese cuerpo etéreo se acoplaba más al suyo y es que a pesar de su vaga existencia, Lina todavía podía sentir como sus dedos viajaban sedosos por sobre la tela del pijama, rozando sus pechos poco desarrollados que inevitablemente se irguieron ante el contacto, ella contuvo un pequeño gemido por aquella sensación turbadora a la que no estaba acostumbrada.

La sensación era agradable para su cuerpo, pero dentro de este, la joven vivía el caos, no quería ceder, no debía, pero por más que lo impidió no puedo resistir la fuerza de esa inexplicable atracción que terminó nublándola por unos instantes. Se sentía como nadando en éter, completamente desvanecida en esas caricias y esos besos que él iba repartiendo por todo su cuello, poco a poco fue abriendo los ojos, contemplando la luminosa aura violeta que los envolvía y esa mirada serena que parecía darle las gracias, el color de sus pupilas parecían brillar como un par de amatistas y no podía evitar sentirse atraída por ellas.

Su tren de pensamientos se detuvo, cuando percibió una de sus manos avanzando sugerentemente por su pierna derecha, lo que la hizo entrar en un estado de pánico, revolviéndose bajo su peso y mandando al fregadero todo el relajante ambiente de intimidad que había vivido segundos antes.

-detente…

-vamos Lina, no lo eches a perder, no tienes idea de lo que tuve que arriesgarme para venir hasta aquí-dijo el demonio acariciando su muslo y comenzando a subir peligrosamente.

-¡dije que te detuvieras!-le ordenó quebrándose en la desesperación, Xellos suspiró profundamente para después alejarse de ella sin decir una palabra.

La chica se apartó con actitud defensiva, prendió las lámparas de la habitación y fue en ese instante que se dio cuenta de las heridas del mazoku, las cuales no podían cicatrizar con el bajo nivel de poder que poseía.

-¿ya no eres inmune contra la magia protectora de sailoon?... Xellos… yo…

-ahórrate tus preocupaciones Lina san, si esta vez tendré que conformarme con unas cuantas horas de vida, bien, pero al menos dame la dicha de no escuchar tus malditas razones.

-pero…

-no digas ni una sola palabra…-siseó el mazoku mirándola con resentimiento, si las miradas pudieran matar…

-¡pues no! ¿Qué crees que soy? ¡¿Un objeto que puedas usar a tu antojo y cuando se te de la gana?! Entiendo que esta sea una situación complicada para ti, pero entiéndeme a mi también… esto no es fácil-habló con dolor.

-pues yo tampoco lo estoy pasando de mil maravillas ¿o es que realmente crees que me agrada ser humillado y tocarte? Mírate, no eres nada atractiva, si soy amable contigo es sólo por el hecho de convencerte, no tienes idea de cuan cansado estoy de estas cursilerías-dijo el demonio haciendo uso de su voz más despectiva, provocando que la muchacha abriera su boca estupefacta por el golpe dialéctico que acababa de recibir, frunció el ceño con la mirada llena de ira, indignación y otros sentimientos detonantes que la llevaron en menos de cinco segundos a salir de la habitación, dando un violento portazo para luego correr con todas sus fuerzas a quien sabía donde.

Xellos sonrió satisfecho, disfrutando del cóctel de malos sentimientos que expulsó Lina antes de irse, pero una parte de él en el fondo estaba preocupada, pues sus palabras habían dado donde más le dolía a la pelirroja, en su complejo corporal.


No supo cómo, pero llegó por azar a la habitación de Ameria, vio que estaba durmiendo profundamente, no quería molestarla y despertarla con sus problemas, pero estar sola le hacía sentir peor. Se recostó en una orilla del enorme lecho real y se cubrió con una parte de la sábana hasta las orejas, lo único que quería era cerrar los ojos y olvidar lo que había ocurrido aquella noche, pero su herida moral, estaba demasiado fresca y escocía especialmente cuando recordaba las crueles palabras de Xellos.

Ameria despertó al sentir un cuerpo cálido a su lado, se trataba de su amiga, pero ¿qué hacía en su habitación a esas horas de la madrugada? Cuando debería estar durmiendo en una cómoda cama para ella sola y no hecha un ovillo como lo hacía en ese momento, de pronto algo llamó su atención, notaba como sus hombros temblaban ligeramente, se acercó un poco más y entonces atónita escuchó sus callados sollozos… ¿por qué estaría llorando Lina? Casi nunca la había visto llorar mientras viajaba con ella, eso si que era muy extraño, dispuesta a ayudarla y a tratar de averiguar qué la tenía en ese estado tan vulnerable, tomó valor y se metió bajo la sabanilla para poder charlar con ella.

-Lina…-llamó, pero no contestó, seguramente no quería hablar al respecto, comprendiendo esbozó una sonrisa resignada y se animó a sobarle la espalda, otorgándole suaves palmaditas para consolarla.

-… lo siento, te desperté Ameria-susurró avergonzada al verse descubierta.

-no te compliques por eso, pero a cambio ¿me dices lo que te ocurre amiga?

-no creo que sea buena idea-habló Lina de espaldas a ella, tratando de secarse las lágrimas rebeldes.

-¿tiene que ver con Xellos san?-preguntó curiosa la morena, la pelirroja se quedó muda de pronto, quien calla otorga.

-¿Qué ha hecho esta vez?

-…-la hechicera suspiró, ni siquiera sabía por donde empezar, perezosamente se descubrió y se volteó para encararla.


Continuará…



 






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